Historia
El primer año de nuestro Festival -el 2008- fue fundado por el Centro Cultural Quilpué Audiovisual, a través de la iniciativa de dos jóvenes realizadores de la ciudad, Alexis Sánchez Baeza (actual director ejecutivo) y Sebastián Cartajena (director artístico). El proyecto surge de la mano de un nuevo cine chileno en auge, desde el lenguaje audiovisual, pasando por diversas temáticas, hasta nuevos formatos de grabación, que posibilitan una creciente y constante creación de películas chilenas. En la búsqueda de una identidad propia, el Festival de Cine de Quilpué, se establece como el único Festival en Chile, exclusivamente de promoción, difusión y desarrollo del cine chileno, pasando a llamarse Festival de Cine Chileno desde el año 2010. Dos años después se le conocerá como FECICH.
El año 2011, y luego del nacimiento de la Provincia de Marga-Marga, se extiende el Festival a las cuatro comunas que la componen: Quilpué, Villa Alemana, Limache y Olmué. Sin embargo, con el correr de los años, la organización del Festival decide concentrarlo definitivamente en Quilpué y Villa Alemana, buscando pertinentemente la identidad propia de estas dos comunas, pero en vínculo constante con Limache, Olmué, y el resto de la región de Valparaíso.
Uno de los hitos más importantes de nuestro certamen fue la instalación de un Domo con capacidad para 200 personas en pleno centro de la ciudad, los años 2015 y 2017. Esto bajo la compra y remodelación del Teatro Velarde, espacio patrimonial de Quilpué y que fue cuna de la proyección de cine en nuestra región desde principios de los años 40. Si bien el Domo no fue el espacio más propicio para la exhibición de cine, sí permitió una alta visibilidad, acercándolo aún más a la comunidad y aumentando considerablemente nuestro público.
El trabajo de nuestra área de mediación y audiencias con el territorio siempre ha sido fundamental: desde el momento en que el Festival empezó a contar con una programación atractiva y de calidad para los públicos, estos se diversificaron y aumentaron considerablemente. Pero también, este éxito se materializó por el vínculo con las diversas organizaciones municipales, y el lazo directo con organizaciones comunitarias de Quilpué y Villa Alemana, generando un proceso de mediación de acercar el Festival a los públicos comunes y corrientes y no sólo al especializado.
A partir de esta esta experiencia es que en el 10° Festival nace la Escuela de Espectadores de Cine Chileno, justamente como un espacio donde los públicos tenían voz y donde se les dio la importancia de opinar sobre lo que el cine chileno significaba para ellos y su conexión con éste. Este mismo año nace el Jurado Ciudadano, compuesto por participantes de la escuela y cuya misión era evaluar la Competencia de Largometrajes. Hoy, la Escuela de Espectadores -en su cuarta versión- se posiciona como un programa de formación de públicos inédito en Festivales de Cine en Chile.
Durante los últimos 4 años, el Festival cambia de fecha a enero, permitiendo que más público pueda acceder a la programación. El éxito de asistencia a ver cine chileno durante el Festival, nos ha conducido a concentrar una programación de dos semanas. Hoy, FECICH se consolida por contar con un sólido programa de formación de públicos que opera de agosto a diciembre; para luego dar paso a dos semanas de Festival donde se reúne lo mejor de la realización nacional, con foco en una selección de óperas primas y producciones de directores consagrados, dando espacio a la reflexión y diálogo sobre nuestro cine.